miércoles, 22 de mayo de 2013

Ya esta en libreria de Puerto Montt la obra Ok. todo bien cuando bailo


La nueva publicación del antropologo Wladimir Soto Cárcamo titulada Ok. Todo Bien Cuando Bailo, centra en la fiesta de corte juvenil en Puerto Montt esta en librerias. Esta publicación esta disponible en Sotaventos libreria , Diego Portales 570, Puerto Montt. las cuales como precio de referencia esta cerca de 2000 pesos.

martes, 27 de enero de 2009

Nuevo libro de cuentos sobre Puerto Montt

Un nuevo trabajo literario local dio a la luz esta semana. Se trata del libro de cuentos “La Resistencia de los Despiertos” del antropólogo y magíster en Ciencias Sociales Wladimir Soto. La obra nos entrega siete cuentos que aportan una visión moderna sobre Puerto Montt. La iniciativa literaria contó con el auspicio del Departamento de Cultura y Universidades del Gobierno Regional de Los Lagos y la municipalidad de Los Muermos.



Según este autor “Estos cuentos no pueden ver la liberación extrema de las emociones. En cada palabra hay deseos condenados a ser devorados por el olvido…”. Asimismo, “Los personajes de las historias tienen miedo a sentir, entendiendo que superar el limite de sus temores puede costarles la vida. Esa es la frontera donde queda la esperanza y la realidad penetra, transformada en memoria de lo que somos, de lo que rechazamos o queríamos ser…”

La Resistencia de los Despiertos” puede encontrarlo en las librerías de la ciudad.


domingo, 30 de marzo de 2008

Efecto Mozart


No podía dejar de sentir esa inquietud.

Mozart buscaba definir, capturar y ordenar ese sonido mudo que deambulaba en su cabeza desde niño. “ La flauta mágica ” y “ Don giovanni ”, no importaban. Es que simplemente no atrapaban los giros, el movimiento de esa expresión que estaba dentro de su mente. Su ultimo esfuerzo de moribundo, caminando en la Viena imperial, fue un grito seco, profundo, doloroso, un réquiem, que tenia un nombre “ Dios”. Eso servia para quedar bien con sus patrones y con su alma que dormiría en el sueño final de 1791.

Alejandra tenia cerrado sus ojos. Tocaba, una y otra vez en su cabeza las mejores piezas del compositor austriaco. En la escuela de música se enamoro de sus creaciones. Ahora era sinónimo de libertad. Su cuerpo torturado lo abandono en esa calle de Santiago de Chile, mientras la bala asesina de un agente de la dictadura avanzaba en el espacio, rompiendo las gotas de lluvia, para dejar su marca sangrienta en ese invierno de 1984. Pero a esa joven no le importaba. En el trance, donde ese persistente sonido grabado en su memoria, dejaba de ser temor para trasformarse en una fantasía.

Cuando la nave espacial se encontró con ese objeto activo sus alarmas. Bisamo acerco con un fuerte rayo esa pequeña estructura. Era una sonda que parecía tener una tecnología antigua y un lenguaje desconocido para él. Estudiando a fondo el aparato, dentro de su nave, apretó accidentalmente un botón. Es el año 6.530 y los pasillos comenzaron a ser inundados por el “Sanctus” del Réquiem en re menor K 626 de Wolfgang Amadeus Mozart. La emoción inundo sus ojos, a ese viajero de la Via Lactea, los recuerdos de esas historias del planeta original de su especie humana, La Tierra, de los ancestros, penetraban en sus sentidos. Entonces miro al espacio, escuchando ese inquietante sonido, que reflejaba la expansión, el ilimitado horizonte del que se coloca en la frontera de la humanidad para avanzar más allá de sus fuerzas en un reto a la eternidad.


Perdidos


No estaba ni vivo, ni muerto, simplemente Jorge era una sombra que impregnaba la foto que Carolina tocaba, en un intento por volver a sentir su respiración.

Caminaba por la playa de la Isla de Tenglo, luchando contra el olvido, de los que seguían su vida, borrando los signos de la presencia de ese joven, que acompaño a su padre, en una noche donde la luna coqueteaba con su luz en las aguas del Seno de Reloncavi.

No habría una pesca milagrosa, como cuenta los evangelios, sobre la acción de Jesús en el mar de Galilea, que tanto maravillo a Pedro y lo llevo hacer piedra donde forjaría una fe, que inundaba el corazón de esta adolescente, de suaves facciones y mirada triste.

Para los otros era “ maldita”, cuando se encontraba en ese trance, donde el recuerdo de las caricias de su pasión, se hacían más profundas con la imaginación.

No creyó en los rumores de que un pesquero arrollo el bote de estos hombres, que traía la gente de Guar. No, si no había una muestra clara, como le decía a todos, de la muerte de ellos, aún no se resignaría al fin de su sueño de felicidad.

Sin embargo, la búsqueda de los marinos y los pescadores de la zona no dio resultado.

Una, dos, tres semanas...

Una, dos, tres meses...

Un año.

Nada.

Y hay esta, no mirando a los que mataron en un funeral simbólico a su amor, para dejar en paz sus cabezas. No, ella quedo atrapada en su tiempo, siguiendo el sonido de las leves olas, que parecían haber grabado la voz de Jorge, anunciando su pronto retorno a su hogar.

miércoles, 9 de enero de 2008

viernes, 31 de agosto de 2007

Caleides


3

El hospital era un lugar que Maria Inés trataba de evitar, por la relación que hacía en su mente con el virus Koberti, solo iba cuando debía hacerse los exámenes anuales, como todo miembro de Caleides, que tenía por objetivo ver la evolución del agente infeccioso, y proporcionar los datos necesarios para la estadística de su grupo.

Al entrar, se encontró con la fila típica de pacientes, que estaban esperando sus medicamentos en una ventanilla, y que en su mayoría manifestaban en sus rostros envejecidos, que habían entrado en la etapa critica del virus, en que los dolores eran evidentes. Más allá, permanecían varios individuos, esperando inquietos, ser atendidos por especialistas de otros males, que se aliaban con el virus para torturar sus cuerpos.

También se cruzo frente al cortejo, que llevaba en una caja de metal, las cenizas de un difunto, ( por ley, todos los que fallecían eran incinerados en este lugar ) , que eran tiradas al aire, por los amigos o conocidos del muerto, en los alrededores de la zona controlada por la comunidad.

No tuvo que esperar ella mucho tiempo, para ser atendida por su doctor Ernesto Lo Espejo. Le tenia gran afecto a este anciano, ya que desde que fue creada él la atendía. El examen que la sometió, consistía en dos partes; la extracción de una muestra de sangre y la revisión completa de su cuerpo, esto era hecho con tecnología de punta, que en segundos obtenía los resultados de estos análisis.

-Maria-le dijo el doctor que ya había interpretado los exámenes-estas bien, el virus no a presentado ningún avance de importancia, por eso no tienes por que preocuparte, sigue el tratamiento habitual y no habrá ningún problema.

-Don Ernesto no se preocupe, las pastillas siempre las tomo, pero es gracioso que algo tan insignificante nos produzca tanto daño.

-Tienes razón Maria. Es insignificante, no mide más que cero, seis micrómetros y sin embargo es tan complejo que cuando creemos, los que investigamos el virus, descubrir algo, nos damos cuenta, que no sabemos nada.

-Doctor-pregunto Maria Inés-no se ha podido determinar como el virus se desarrolla tan rápidamente en unos y en otros demora tanto.

-Nadie lo sabe. Yo no se por que estoy vivo y niños mueren a causa del ataque de este mal.

-Es despiadado con nosotros el virus doctor-le comento ella.

-No –le replico Ernesto-el quiere vivir. Las definiciones valoricas son de nosotros los seres humanos.

Después de despedirse del doctor, Maria Inés camino hacia afuera del hospital, pensando aún en sus palabras, y en especial en su futuro incierto con el virus dentro de su cuerpo.

jueves, 12 de julio de 2007

Caleides



2


A la mañana siguiente, Maria Ines llego a tomar algunas fotografías de la reunión habitual de la asamblea de Caleides, para el diario electrónico donde trabaja.

En la “casa de la comunidad”, como se denominaba este sitio, estaban los cinco lideres que eran elegidos democráticamente por la asamblea de la que se encontraban sometidos, durando en su cargo un año, y cumplían una función de administradores de Caleides, además de llevar las negociaciones con los grupos externos, quedando toda decisión sujeta a la aprobación de la asamblea. En la reunión exponían los líderes un informe sobre su gestión diaria para después iniciar el debate de los temas con los miembros de la comunidad.

Mientras ella seleccionaba las mejores imágenes, que interpretara lo que pasaba en aquel lugar, escuchaba las desalentadoras noticias que daban los líderes. Sobre el virus, dijeron que se había vuelto más mortal en Asia, y que destruía cualquier posibilidad de encontrar una cura en breve al mal. Para peor, entregaron información de algunos casos de nacidos con malformaciones y daños cerebrales, en el centro reproductor. Esto se sumaba a la lucha armada entre diversos sectores de la burguesía, que estaban terminando de destruir el estado de Chile, y que amenazaban sus enfrentamientos las proximidades del territorio de Caleides, que se encontraba al noroeste de las ruinas de la ciudad de Puerto Montt, junto con este peligro, había que considerar el avance en la parte occidental de la secta Redentorista, que quería establecer un estado religioso, y también a los cientos de pandillas, surgidas de la desintegración de sus comunidades, que se dedicaban únicamente al saqueo, y que según los lideres ya estaban siendo controlado por los sistemas de seguridad.

Después de quedarse a la discusión, que giro en el aumento de la conscripción a la fuerzas armadas de Caleides, salió hacía al diario, para estar en la reunión donde se definirían las características principales de las ediciones electrónicas, que saldrían en la red ese día.

La noche fue el instante que dejo Maria Inés para escuchar sus voces internas, y partió a una discoteca, a bailar como todos sola. Delimito con sus violentos movimientos, un espacio simbólico, para expulsar los pensamientos autodestructivos, al ritmo de la música, con la esperanza secreta de tiempos mejores.

Continuara...