jueves, 12 de julio de 2007

Caleides



2


A la mañana siguiente, Maria Ines llego a tomar algunas fotografías de la reunión habitual de la asamblea de Caleides, para el diario electrónico donde trabaja.

En la “casa de la comunidad”, como se denominaba este sitio, estaban los cinco lideres que eran elegidos democráticamente por la asamblea de la que se encontraban sometidos, durando en su cargo un año, y cumplían una función de administradores de Caleides, además de llevar las negociaciones con los grupos externos, quedando toda decisión sujeta a la aprobación de la asamblea. En la reunión exponían los líderes un informe sobre su gestión diaria para después iniciar el debate de los temas con los miembros de la comunidad.

Mientras ella seleccionaba las mejores imágenes, que interpretara lo que pasaba en aquel lugar, escuchaba las desalentadoras noticias que daban los líderes. Sobre el virus, dijeron que se había vuelto más mortal en Asia, y que destruía cualquier posibilidad de encontrar una cura en breve al mal. Para peor, entregaron información de algunos casos de nacidos con malformaciones y daños cerebrales, en el centro reproductor. Esto se sumaba a la lucha armada entre diversos sectores de la burguesía, que estaban terminando de destruir el estado de Chile, y que amenazaban sus enfrentamientos las proximidades del territorio de Caleides, que se encontraba al noroeste de las ruinas de la ciudad de Puerto Montt, junto con este peligro, había que considerar el avance en la parte occidental de la secta Redentorista, que quería establecer un estado religioso, y también a los cientos de pandillas, surgidas de la desintegración de sus comunidades, que se dedicaban únicamente al saqueo, y que según los lideres ya estaban siendo controlado por los sistemas de seguridad.

Después de quedarse a la discusión, que giro en el aumento de la conscripción a la fuerzas armadas de Caleides, salió hacía al diario, para estar en la reunión donde se definirían las características principales de las ediciones electrónicas, que saldrían en la red ese día.

La noche fue el instante que dejo Maria Inés para escuchar sus voces internas, y partió a una discoteca, a bailar como todos sola. Delimito con sus violentos movimientos, un espacio simbólico, para expulsar los pensamientos autodestructivos, al ritmo de la música, con la esperanza secreta de tiempos mejores.

Continuara...